El despertar de un sueño

La historia de Rubén García y el episodio que interrumpió su vida

Por Lauren Acosta

Desde enero de 2008 Rubén se vinculó a la Alcaldía de Barranquilla. Hombre trabajador, alegre, reconocido por su compañerismo, siempre ejerciendo sus labores de la mejor manera, un hombre con una vida completamente normal, hasta que el día menos pensado, en un abrir y cerrar de ojos vio la luz apagarse para despertar 39 días después.

Rubén García nació en Barraquilla hace 30 años, creció en el barrio El Silencio junto a su madre, quien quedó viuda cuando Rubén tenía 5 años ella sacó adelante a sus 3 hijos dándoles educación y formación. Rubén se graduó como profesional en Contaduría Pública e Ingeniería de Sistemas, para luego especializarse en Gerencia de Información y actualmente está culminando su Maestría en Administración. Su preparación le ha permitido ejercer sus profesiones, combinando sus funciones y ofreciendo sus conocimientos en beneficio de nuestra Institución. Sus compañeros lo destacan como una parte valiosa de su equipo, el cual se vio afectado cuando hace un año un suceso interrumpió su vida.

Rubén padecía de una hernia, motivo por el cual fue intervenido quirúrgicamente el primero de septiembre del año pasado. Sin ninguna complicación aparente fue dado de alta el mismo día, pero al día siguiente le atacó un dolor muy fuerte que lo obligó a regresar a la clínica, donde le diagnosticaron peritonitis, que desencadenó en un choque séptico por lo cual permaneció en cuidados intensivos durante 39 días, 25 de los cuales estuvo en estado de coma. “Vi la luz que dicen todos los que pasan por episodios similares, interactué con seres divinos que me decían que aún no era mi tiempo, que tenía que regresar”.  Ese día Rubén abrió los ojos, vio a las enfermeras y médicos que lo rodeaban, y poco a poco fue dándose cuenta de todo el tiempo que había pasado mientras el “dormía”.

La causa de su estado fue una perforación de intestino que accidentalmente ocurrió durante la cirugía de hernia, situación inesperada que tuvo a familiares y amigos en vilo durante esos 25 días en que él permaneció inconsciente. Su madre y sus hermanos siempre al pie, esperando el momento en que Rubén abriera sus ojos cuenta que sus compañeros siempre estuvieron pendientes, y que el trato en la clínica tuvo que ser muy bueno, pues él se despertó completamente tranquilo, sin angustia, como si hubiera estado soñando, como si el tiempo no hubiera pasado. Dice que no recuerda nada, tiene algunas imágenes vagas en su mente, pero que realmente solo visualiza el último momento de dolor, y luego su despertar tras 25 días en coma.

Todo era felicidad desde el día en que volvió a abrir sus ojos, para su familia era una bendición, para él una nueva oportunidad. La recuperación no fue fácil, por su larga estancia en UCI los músculos se atrofiaron, y algunos no respondían a los estímulos. La primera semana de su recuperación su hermano lo bañaba, no podía siquiera pararse de la cama, duró 10 días siendo prácticamente un bebé. A la siguiente semana le iniciaron terapias que le permitieron recuperarse de la manera más rápida posible, a los 8 días ya caminaba y a los 10 ya manejaba su carro, los médicos se sorprendieron de su rápida evolución que en otros casos puede durar años. Cuenta que aún tiene secuelas, sobretodo musculares, pero que realmente son mínimas, hoy ejerce sus funciones de manera regular, aprovechando cada segundo de su vida.

Dos meses después de haber sido dado de alta, y tras una etapa emocionalmente muy dura, regresó a la Alcaldía de Barranquilla, donde fue recibido por sus compañeros de la Secretaría General, de quienes siempre recibió apoyo le tomó tiempo ponerse al día con sus labores, pero de manera eficaz logró compenetrarse de nuevo con su ritmo de trabajo.

Escuchar su historia resulta conmovedor, pero sobretodo es admirable darse cuenta, al hablar con él, que son imperceptibles las consecuencias de este duro episodio en su vida, lo único que lo diferencia son los 19 kilos que adelgazó a raíz de la situación, pero está completamente recuperado. Hoy Rubén le da gracias a Dios por esta segunda oportunidad, y dice que su misión es replicar su mensaje de fe, testimonio de la existencia de Dios. Su familia, hoy más unida que nunca y junto a sus sobrinas, que aunque es lo más grande que le regaló esta situación,  piensa que aún le debe una hija a la vida, sueño que piensa cumplir cuando Dios se lo permita.

Esta entrevista finalizó con el mensaje de vivir el presente, vivir cada día como si fuera el último, porque no sabemos cuándo podemos quedarnos “dormidos” sin ver pasar el tiempo.

Gracias Rubén por compartirnos tu historia, eres testimonio de fe, orgullo de esta Capital de Vida.